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Dos continentes y varias mutaciones han atestiguado la música enérgica y colorida de Pánico, la única banda chilena rock de contables avances en Europa. Su historia en Santiago y París supone desarrollos distintos, aunque unidos en un mismo concepto de rock de fusión y mirada global.
Aunque de un disco a otro han trabajado sonidos a veces contrastantes, la banda se ha mantenido siempre bebiendo de dos fuentes profundas: el punk, que les enseñó los beneficios del "hazlo por ti mismo"; y la psicodelia, que les recuerda que la música debe ser también una experiencia delirante y visual. Sin desenmarcarse de su vocación pop, los discos de Pánico han ofrecido citas a la música surf, el bolero, la electrónica y la cumbia. Sostenidos a veces sobre incomprensibles conceptos, sus conciertos iluminaron el solemne escenario chileno de los años '90.
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